Dicen por ahí que las segundas partes no son buenas y también dicen que es porque, a veces, pueden ser mejores. De Hong Kong, no me había quedado un buen recuerdo. Quizá, por el inesperado olor a arrecife que subía por la ventana, o tal vez fue la lluvia eterna. Pudo haber sido la encargada que me recibía con un golpe de bastón o la experiencia con los empujones en las horas pico (allá, la pauta cultural prioriza el empujón al pedido de permiso).
Más o menos en todos los contextos, la impresión es que la administración de nuestras memorias es voluntaria. Sea por
- afectuosos: "¡Siempre te recuerdo con cariño!",
- pedantes: "Si mal no lo recuerdo...",
- sentimentalmente minusválidos: "¡Olvídate de que existo!",
- convencidos: "¡Olvidate!",
- mentirosos: "¡Me olvidé, mal!",
- o por actuar un poco más políticamente correctos: "¡Se me pasó!",
siempre podemos decidir qué, cómo, cuánto y cuándo recordar. El machete en un examen o la terapia son ejemplos de estrategias para superar distintos problemas de memoria. Y si un recuerdo quedó impregnado de sabor amargo, puede ser necesario repetir la experiencia.
Así, volví a Hong Kong.
Cumbre Victoria
Es la montaña más alta de la isla de Hong Kong. Es conveniente conocer su nombre alternativo porque, si paseando por la ciudad aparece un cartel anunciando a "The Peak", debe ser uno quien decida subir sus 552 metros. Lo digo porque pensé que la señal hacia"The Peak" sería un atajo simpático al centro de la ciudad pero resultó ser un hiking urbano de más de 40 minutos.
La isla de Hong Kong
Las calles del barrio Mid-Levels suben y bajan, tienen mercados y gente de muchas nacionalidades.
Isla Lantau
De Hong Kong, es la isla más grande. Allí, hay una estatua de Buda gigante y sahumerios tan enormes que emiten más calor que un radiador promedio. También hay monjes, vacas, pescadores y delfines rosados.
Una ciudad, a un año de diferencia, mantiene sus calles y sus habitantes casi inalterados. El lugar que ocupa cada banco de plaza, la comunicación entre los extremos de un puente, el lenguaje e incluso el clima, si la visita a la ciudad sucede en el mismo período del año, son los mismos. Sin embargo, Hong Kong 2015 fue como la segunda parte de "Band on The Run": nada que ver a la primera y definitivamente más amigable. Los olores y los empujones se mantuvieron, pero la encargada ya no estaba y apenas llovió el primer día.