En la “Cervecería El Diario“ de Madrid, entre chipirones, croquetas de jamón y calamares a la andaluza, las recetas de un cocinero filipino se hicieron un lugar. Mientras Chema preparaba una tabla de quesos, uno de los camareros del salón se acercaba a la barra para marchar dos sopas asiáticas.

Al principio, creí haber entendido mal. Pero, unos minutos después, dos platones hondos de sopa salían por la puerta. 

Días más tarde, regresé a la cervecería. El cocinero recién terminaba su jornada laboral y tomaba un trago, antes de regresar a su hogar. No por mi fluido filipino, sino por su impecable español, intercambiamos recetas, me dio consejos y me desmotivó a siquiera intentar algunas preparaciones realmente muy sofisticadas, como los dim sum.

En la foto queda registrada mi versión del wok de arroz y camarones. Otro de los muchachos que trabaja en la “Cervecería El Diario“ me dijo que la hizo en su casa y, aunque la gastronomía no es lo suyo, le salió increíble. Evidentemente, se trata de un plato fácil de reproducir. Además, hay un secreto en caso de un ataque emocional con la salsa de soja: limón ;-)